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Cómo hacer alfajores de limón y merengue: receta y curiosidades de los alfajores argentinos

  • Elisa Calcagno
  • 20 may
  • 5 Min. de lectura

Si estás leyendo esto y eres argentino, puedes saltar directamente a la receta… o no. Tal vez quieras ver cómo he reinterpretado uno de los dulces más queridos del país, o incluso dejar tu opinión en los comentarios. ¡Estaré encantada de leerte!

 

Y es que si hay algo que une a los argentinos más allá del mate o el fútbol, es el amor por el alfajor. Un dulce que puede parecer simple, pero que en realidad esconde un mundo de variedades, historias y sabores.


alfajor de limon y merengue partido al medio

 

Alfajores: una parte de nuestra memoria


Hoy en día, podemos encontrar una increible variedad de alfajores industriales de todos los sabores, tamaños y formas que puedas imaginar. Y digo “hoy en día” porque cuando yo era pequeña, la oferta era mucho más limitada. Los alfajores que comprábamos solían tener solo dos capas de galleta, rellenos de dulce de leche o alguna mermelada, y cubiertos con chocolate, azúcar o merengue.


Entre los más comunes para mí estaban los Tatín —pues crecí en la ciudad donde se fabricaban— junto con los Bagley. También estaban los Havanna y los Balcarce, que solo podíamos comprar cuando íbamos de vacaciones a la costa. Los únicos que rompían un poco la tradición eran los Suchard, con su relleno de mousse de chocolate.


Hoy, sin embargo, los alfajores pueden ser dobles, triples o mini; con galletas blandas, crujientes o esponjosas, y rellenos o coberturas que parecen no tener fin. Enumerarlos todos sería prácticamente imposible.


Pero más allá del kiosco¹, el alfajor argentino tiene raíces profundas y una historia regional fascinante.

 

¹ Un kiosco en Argentina es una pequeña tienda de barrio donde se venden golosinas, bebidas, cigarrillos, revistas y productos de consumo rápido. Es un lugar muy popular entre niños y adultos, y una parte importante de la vida cotidiana en muchas ciudades del país. Es el sitio clásico para comprar un alfajor, una chocolatina o una bebida, especialmente a la salida del colegio o durante una pausa en el trabajo.


 

Las variedades regionales de alfajores en Argentina


El alfajor es uno de los dulces más característicos de la gastronomía argentina, y cada provincia ha desarrollado su propia versión, adaptada a los ingredientes locales y las costumbres del lugar.

 

Aquí te dejo una lista de las principales variedades regionales:

 

Alfajores marplatenses o de la costa atlántica

Galletas blandas.

Relleno de dulce de leche.

Cubiertos con merengue seco o glaseado blanco.

Muy conocidos por marcas como Havanna o Balcarce.

 

Alfajores cordobeses

Masa suave, a veces con miel o grasa.

Relleno de dulce de membrillo o mermelada de frutas

Cobertura glaseada fina.

Muy tradicionales en ferias y mercados de la provincia.

 

Alfajores santafesinos

Finas capas de masa crocante (suelen ser tres).

Relleno generoso de dulce de leche.

Bañados en glaseado blanco brillante.

Ligeros y extremadamente dulces.

 

Alfajores de maicena

Galletas gruesas y desmenuzables hechas con maicen.

Relleno de dulce de leche.

Bordes rebozados con coco.

 

Alfajores de turrón de miel (región central y norte)

Masa crocante o galleta dura.

Relleno generoso y esponjoso hecho a base de clara de huevo y miel de caña.

Pueden ir sin cobertura o bañados en azúcar.


Alfajores mendocinos

Masa compacta, con un toque especiado.

Relleno de dulce de leche o mermelada.

Glaseado suave o espolvoreados con azúcar impalpable.

 

En resumen, el alfajor no es solo un dulce. Es parte de nuestra identidad, de los recuerdos de la infancia y de los recreos del cole. Y cada variedad tiene algo que contar.

 

La receta: alfajores de limón y merengue


La receta que te traigo hoy no pertenece exactamente a ninguna de estas versiones tradicionales… pero está inspirada en varias de ellas.

 

La idea original era hacer unos alfajores cordobeses, con galletas suaves y un relleno de mermelada. Y así empecé. Pero en el último momento decidí darles un giro y cubrirlos con el clásico merengue seco de los alfajores marplatenses. Porque si hay una combinación que siempre funciona, es limón y merengue.

 

El resultado es un dulce delicado, con una textura suave y un contraste perfecto entre la acidez del limón y la dulzura del glaseado. Un alfajor diferente, con sabor equilibrado.

 

El relleno es de mermelada de limón que puedes hacerla tú mismo (¡te lo recomiendo!). La tienes explicada paso a paso en la entrada anterior del blog aquí.

 

Espero que esta receta te anime a probar, crear, recordar o inventar. ¿Conocías todas estas variedades? ¿Hay alguna que falte en la lista? Cuéntamelo en los comentarios, y si preparas estos alfajores de limón y merengue, ¡me encantará ver cómo te quedan!




 ALFAJORES DE LIMON Y MERENGUE

Para 20 unidades de 5 cm de diámetro

 

Para la masa

80 g de mantequilla

50 g de azúcar glace

2 yemas

20 g de miel

200 g de harina floja

½ cdta de polvo de hornear

1 pizca de sal

 

Para el armado

c/s mermelada de limón casera (receta aquí)

 

Para el glaseado

2 claras

100 g de azúcar

35 g de de azúcar glace

 

Para los alfajores:

  1. Coloca en un bol la mantequilla con textura pomada, es decir, a una temperatura de entre 20 y 24 °C. Debe estar blanda al tacto, pero no derretida.


    Añade el azúcar glace (preferiblemente tamizada; puedes aprender cuándo es recomendable tamizar ingredientes sólidos en este [artículo]).

  2. Bate con una batidora de varillas eléctrica (o un robot de cocina) hasta que la mezcla esté montada, más pálida y espumosa.

  3. Incorpora las yemas y la miel, y continúa batiendo un par de minutos más, hasta que la mezcla esté bien integrada y blanquecina.

  4. Añade la harina y con la ayuda de una espátula incorpórala revolviendo con cuidado. Mezcla solo hasta obtener una masa homogénea, evitando amasar en exceso para no desarrollar el gluten. Termina de unir los ingredientes presionando con las manos hasta formar una bola.

  5. Envuelve la bola de masa en papel film y déjala reposar en la nevera durante 30 minutos. Esto permitirá que la harina se hidrate y que la masa se relaje, facilitando el estirado.

  6. Estira la masa sobre una superficie ligeramente enharinada hasta obtener un grosor de unos 3 mm. Gírala con frecuencia para evitar que se pegue y añade solo la harina justa para que no queden secos los alfajores.

  7. Corta las tapas con un cortador de 5 cm de diámetro y colócalas sobre una bandeja con papel de horno.

  8. Hornea a 180 °C durante 7 u 8 minutos, o hasta que estén apenas doradas.

  9. Retíralas del horno y colócalas inmediatamente en una rejilla para que se enfríen y no se humedezcan por el vapor.

  10. Una vez frías, rellénalas con mermelada de limón y deja que reposen mientras preparas el glaseado. (Aquí tienes la receta de la mermelada de limón casera.)

 

Para el glaseado de merengue:

  1. Coloca las claras con el azúcar común en un bol y bate hasta obtener un merengue firme.

  2. Añade el azúcar glace tamizada y bate un par de minutos más, hasta que se integre bien. El merengue perderá algo de cuerpo, lo cual es deseable para facilitar el glaseado.

  3. Cubre los alfajores con ayuda de una espátula pequeña o un cuchillo, empezando por los lados y terminando con la parte superior.

  4. Colócalos en una bandeja con papel de horno y llévalos al horno a 65–70 °C durante unos 30 minutos para que el glaseado se seque.

  5. Déjalos enfriar completamente y guarda los alfajores en un recipiente hermético hasta el momento de servir.

 

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